Unas palabras de la novia

Unas palabras de la novia

Un discurso simpático por parte de la novia

La novia va a hablar. Todos los presentes están expectantes: ¿Llorará la novia? ¿Revelará alguna sorpresa? ¿Conseguirá terminar su discurso sin trabarse? Sin duda, la que habla es una novia graciosa, como manifiestan sus simpáticas palabras. Este es un texto con cierto carácter informal, que se aleja de la típica solemnidad que cabría esperar. Pero, después de escucharla hablar, ¿quién no querría casarse con ella?

Familia, amigos, es un enorme orgullo teneros reunidos a todos aquí hoy. Hasta hace poco, ni siquiera yo hubiera imaginado que esto podría suceder. Y mucho menos que yo, tan vergonzosa, estaría aquí arriba hablando delante de tanta gente. Tampoco creo que Jaime creyese que esto pasaría. Seguro que, en el fondo, aún hay un trocito de él que teme verme salir huyendo antes de subir al altar. Quizá por eso comenzó a correr todas las mañanas hace unos meses, para poder alcanzarme en caso de que me entre el pánico. Pero tranquilos, no va a suceder. Y si pasase, Jaime me alcanzaría porque es más rápido que yo. Y como ya sabréis, tampoco tengo dinero para alquilar un helicóptero que me rescate. Así que, efectivamente, ya no tengo escapatoria. Aunque tampoco voy a mentir: sí, estoy cagada de miedo.

Le he dado muchas vueltas a este discurso, a qué decir y qué no. He gastado casi un paquete de folios entero intentando decir lo que se supone que debía decir. Pero anteayer me di cuenta de que, en realidad, ya está todo dicho. Los que me conocéis bien (casi todos), sabéis que la decisión de dar este paso, de casarme, habla por sí sola. Quizá sea lo más valiente que he hecho en mi vida. Y, sin duda, lo más acertado. Por ello, y porque odio ser ñoña, no hace falta que diga mucho más. Me caso, y solo me caso porque en el mundo existe alguien como Jaime.

Los que no me conocéis mucho todavía, la familia lejana de Jaime, sabéis que él siempre ha tomado decisiones correctas. Os prometo que esta, la de casarse conmigo, no va a ser la excepción. Nos queremos, y por eso estamos aquí. No hay más. Vamos a celebrarlo como merece la ocasión. Y perdonadme si a la hora del baile veis que no coordino muy bien los movimientos. Será que estoy embriagada, pero no por el alcohol, sino por una emoción y alegría inmensas. Paro ya que estoy a punto de llorar y voy a fastidiar el maquillaje. Gracias por compartir esto con nosotros. Os quiero.

Imagen via flickr

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